jueves, 29 de julio de 2010

EPISTOLARIO DEL VITRIOLO 1

A la muy ilustre Doña Márgara Teodosia de Hoyos Grandes, Baronesa de Bembo suelto.

Mi muy torva Teodosia:

Siglos han transcurrido de la última vez que supe de usted. Si le escribo es favor que debemos a Dios y a Doña Bruna al facilitarme su dirección actual (comprendo que amenazarla con unas tijeras en los bajos de su casa fue decisivo para tal gestión) no sé si la recuerda usted de los tiempos del selectísimo Club de Señoras del Gineceo. Ella era íntima de la viuda de Vicioso por la época de su inclusión en el Club. Conspiraban estas arpías para que la Primera Dama negara su membresía alegando el “problemita” de su procedencia haitiana. Su incipiente disposición al arte fue definitorio; entonces ¡ah!, ¡con cuanta gloria y prestigio nos colmó usted cuando le concedieron el papel de PUERTA en la Novela de las Dos! Todas (arpías incluidas) escuchábamos extasiadas y orgullosas aquellos espectaculares chirridos y portazos que fueron, sin dudas, los esplendores primeros de su brillante carrera municipal.

Sin pensarlo dos veces (a nuestra edad no es prudente pensar tanto), me dispuse a redactar esta misiva.

Cara Márgara, pocos son ya los asuntos que me convocan: recordar nuestras aventuras de mocedad es un ejercicio al que regreso no sin fervor. También es que los achaques ayudan poco, ahora mismo convalezco de una pateadura que recibí en un gimnasio de Alquízar. Contra el borde de un urinario del baño de caballeros perdí la mitad de la plancha de abajo y devolví un supositorio que llevaba “in situ” pero al ocurrir en un urinario ya sabe: mea culpa.

Lamento tener que terminar la presente en este punto de mis recuerdos, pero le escribo desde la bodega de Gregorio adonde hube de asistir para dilucidar una discrepancia con algunas anotaciones en mi libreta de abastecimientos. Ya la policía llegó a desapartarnos a la esposa del bodeguero y a mí y mientras ella busca la grabación de las cámaras de seguridad aproveché para enviarle este saludo en un cartucho que sobrevivió a la debacle.
Ya me esposan, pero no me silencian. En cuanto salga de la estación de Zapata y C continuaré esta carta. Me llevo otro cartucho en el monedero.

Sueña con perturbar su retiro:

Doña Marnia Mirna de la Gándara y de la Cuétara Pajarón.
Marquesa de Las Albañales Aguas


(EN PRÓXIMA ENTREGA, CONTINUACION DE ESTA CARTA ANTES DE ESPERAR LA RESPUESTA)

1 comentario:

  1. Marquito los lugares que haces alusion en esta carta me recuerdan al afamado y aristocratico barrio de "la Timba" y a sus mas distinguidos ciudadanos. Recuerdos de antaño que nunca olvidaremos. Camino la Marquesa por el "Pasaje de la Caridad" o tal vez pernocto alguna vez en el solar de "El Bulgalo" o en la distinguida "Perrera"? oh!!!!! que alcurnia.

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